Diseñan una máquina para transformar cadáveres de animales en abono para el campo

BUITRE LEONADO JOVEN DEVORA CADAVER OVEJAPalencia, 6 feb (EFE).- Un equipo de investigadores de la Universidad de Valladolid ha creado el «biodigestor», una especie de arcón frigorífico de grandes dimensiones y sin fondo que transforma los cadáveres de los animales en compost para abonar la tierra y que permite a los granjeros gestionar sus propios residuos.

Ha sido diseñado por el grupo de trabajo de Aprovechamiento Agrario de Residuos Animales, de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia, adscrito a la Red Nacional de Compostaje y al Grupo de Investigación Reconocido (GIR) Tadrus, cuya finalidad es el desarrollo sostenible del medio rural.

La edafóloga Mercedes Sánchez, que ha dirigido este proyecto, ha explicado hoy a Efe que el origen del Biodigestor se remonta al cambio, en 2003, de la normativa europea sobre la gestión de residuos orgánicos que obliga a los ganaderos a retirar los cadáveres de los animales de sus granjas y trasladarlos a depósitos donde se incineran o se tratan de forma especial.

Desde entonces existe un servicio de recogida en camiones, de granja en granja, con los consiguientes problemas de bio-seguridad, por lo que se están buscando alternativas más seguras.

Biogestor
En este contexto, el grupo de trabajo dirigido por Mercedes Sánchez ha desarrollado un prototipo que han denominado biodigestor, que puede compostar hasta dos toneladas de cadáveres de distintos animales, gallinas, pollos, truchas, cerdos y hasta vacas, que ya se ha probado «con muy buenos resultados» en granjas de Navarra, Valladolid, Salamanca, Palencia y Guadalajara.

El aparato, similar a un arcón frigorífico sin fondo y con las dimensiones necesarias para poder ser manejado con una pala de un tractor, transforma los cadáveres de los animales en abono orgánico que se puede usar para fertilizar las tierras de cultivo.

El compostaje se hace en dos etapas, la primera de ellas dentro del biodigestor, que se llena con los cadáveres de los animales, estiércol de vaca o gallinaza y algún material como la paja, el serrín o las cáscaras de huevo.

La máquina se programa para que el contenido tenga los parámetros apropiados de humedad y temperatura, con el fin de propiciar un proceso aeróbico y exotérmico donde «los microorganismos se comen la materia orgánica, desprenden calor y CO2, que a su vez hace que suba la temperatura de la masa y se realice el proceso de compostaje de forma conveniente, destruyendo cualquier patología», ha explicado.

Compost natural
Así, el compost se obtiene de manera natural y totalmente respetuosa con el medio ambiente por la descomposición aeróbica (con oxígeno) de todos los residuos orgánicos introducidos en el biodigestor, evitando su putrefacción controlando el riego y el aire que se les aplica.

En esta primera etapa, que dura menos de un mes, desaparece la forma animal del cadáver y la mezcla está preparada para sacarla del contenedor, amontonarla y almacenarla para que esa materia orgánica siga compostando y se convierta en apto para abonar.

La principal ventaja es que se evitan los problemas de bioseguridad que implica el paso de camiones con cadáveres de animales de una granja a otra, ha precisado Sánchez.

Pero también está pensado para que el propio granjero gestione sus propios residuos, no solo los animales muertos, sino la gallinaza, los huevos o cualquier residuo orgánico.

Y además el procedimiento es tan sencillo que cualquier persona puede manejarlo y «el granjero tras la primera experiencia y con unas pocas recomendaciones puede controlar perfectamente todo el proceso».

«Lo ideal sería que cada granjero tuviera su propio compostador con las ventajas que esto implica, sobre todo para aquellos que están en zonas remotas y no les hacen la recogida de cadáveres», ha subrayado Sánchez. EFE